Mira que tenía excusas para no escribir esta entrada en el blog: que esa noche no tenía acceso a internet, que me había mojado tanto que había mutado a palmípedo, o que sencillamente no había andado en bicicleta. Las dos primeras pueden sonar a choteo, pero la segunda era cierta; ayer no pedaleamos, hicimos rafting con la bici.
Y es que la salida desde el albergue de Bellinzona se hizo rogar: que ahora llueve, que ahora un poco menos, que dónde vamos así... Total que nos atrevimos Alfredo B., Bernardo, Gustavo, Fermín, y el que suscribe. No habían pasado 8 km., cuando al llegar al pueblo de Claro, la lluvia torno a diluvio. Había que llevar la bici por el tramo de carretera que tuviera menos regueros o menor profundidad de agua. Lo bueno era que la temperatura era en torno a los 22 ºC y no parecía que te mojaras, sino que te bañaras. Pues este baño tenía el incomparable marco de los cientos de cascadas que a izquierda y derecha se precipitaban de forma abrupta desde cualquier punto de las montañas, como si estas se desangraran en prueba de sacrificio por nuestro reto (...o locura dirá más de uno).
El caso es que antes de Airolo, lugar donde empieza la subida al Paso de San Gottardo, ya tuvimos ocasión de ir calentando piernas con un par de altos de 3-4 kms. con pendientes nada despreciables, cercanas al 10 %. En esas subidas, la autopista que se dirige al famoso tunel de San Gottardo, parecía jugar con nosotros para ver quién llegaba más alto. De cualquiera de las formas, terminábamos dándola alcance y dejándola por debajo de nosotros.
La promesa de otros compañeros de viaje era la de calentar en los kms. previos a Airolo para encarar la subida con todos, pero viendo el tiempo, prefirieron esperar a que el clima se apaciguase. Y eso ocurrió justo al llegar al inicio de la subida; se nos unieron Carlos y Roberto "el Inglés" para hacer los 13 kms. del puerto y la bajada a Andermatt. Cambio de ropa, un avituallamiento ligero (...algunos, -que se lo digan a Fermín-), neumáticos de seco, y para arriba.
Detalle del adoquinado (S.Gotthard) |
Pues eso, que cada uno se regule como pueda, y yo para arriba. En la cota 1.700 mts. la niebla no te dejaba ver más allá de 20 mts. y esos últimos 7 kms. ya eran de adoquinado permanente, en vez de los tramos de los primeros 6 kms. Pero ahora eran más bonitos; continuas revueltas y eses enlazadas no daban tregua a poner un ritmo más bajo. Una curva te animaba a otra.
La niebla no dejó disfrutar del esplendor de S. Gotthard |
La última rampa es una recta de unos 400 mts., pues menos mal que la niebla había comenzado a levantar un poco que si no... ...no sé que hubiera pensado cuando veo aparecer un carruaje tirado por unos ocho caballos y gobernado por dos conductores vestidos con el traje típico de ese cantón de Suiza. Pues que estábamos en los Cárpatos y que Drácula mandaba a buscarme.
Última rampa de S. Gotthard |
S.Gotthard (2109 mts.). Otro para la buchaca |
Así, nos tiramos hacia la vertiente norte por la carretera de pavé que descendía entre prados y pequeños lagos. El descenso era muy rápido, con curvas muy abiertas y el adoquín en muy buen estado, pero cuando este acababa para dar paso al asfalto, comenzó la lluvia para enfriar una bajada que podía haber sido una gozada. Realmente echamos de menos un poco de sol en estos 13 kms. de bajada.
Los Alfredos preparando la cena |
La caída del día está dejando entrar nieblas al valle, pero confiamos en que durante la noche no llueva más, y que mañana nos respete un poco más que hoy. ¿Lo hará?
2 comentarios:
Qué tal Andermatt? merece una visita? quizá vayamos en agosto a Bellinzona, para ir haciendo el plannig.
Si vas a Bellinzona, sin duda es una ciudad más bonita porque simplemente tiene más patrimonio cultural. Andermaat es un pueblo hecho por y para el sky, con casas -restaurantes, principalmente- muy vistosos y coloridos. Lo mejor, los accesos a Andermaat; bien subiendo San Gottardo o, mejor todavía, subiendo desde el lago Luzern.
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