domingo, 22 de julio de 2012

Triatleta por unas horas - Vitoria, 30/06/2012

Suena el móvil. Es Pedro Oviedo, hermano de mi amigo Paco, para consultarme sobre una incidencia en el ordenador de su hermano. Se trata de un virus,  -le digo yo; y tras ello, la forma de solventarlo. Entre un intercambio de llamadas, Paco me pregunta que qué hago ese sábado con la bici. Pues salir por aquí, con estos, -le respondo. Es que mi hermano me ha dicho que van a hacer una quedada con la gente del triatlón, Eneko y todos esos; ya sabes. ¿Te vienes? -me pregunta.

Dicho y hecho. A las 8:45h. del pasado 30 de junio estaba sacando la bici del coche, enfrente de casa de mi amigo. Juntos íbamos a encontrarnos con Pedro en la puerta del H.Canciller Ayala para recoger a un amigo, también triatleta, que conocieron el primer año que fueron al Ironman de Abu-Dhabi, y en el que ganaron Eneko Llanos la clasificación absoluta y Pedro Oviedo la categoría +50.   
Así los cuatro, fuimos al Buesa Arena, lugar de la quedada. Allí empezaron a llegar ciclistas, en su mayoría procedentes de clubes del norte de la península, aunque también había algún australiano.
Conozco a algunos amigos de Pedro con los que he coincidido en otras quedadas, a Eneko, a Beloki, ... así que nos mantenemos cerca de "Pedrolas" para que nos haga de cicerone, pero siempre prudentes. ¡Cállate Fernando, que cualquiera de estos te pone en tu sitio en el momento que empieces a dar pedales. 

Arrancamos a eso de las 9:30h. con el objeto de dar 2 vueltas al circuito ciclista del Campeonato del Mundo de Triatlon Larga Distancia, que se celebrará el 29 de julio en Vitoria.

Pedro Oviedo en cabeza. Yo, vestido del Sky, en sexta posición.
Enfilamos la carretera de Durana para bordear el embalse de Ullíbarri. A la altura de la presa se adelanta Eneko al pelotón para sacar una foto desde el alto. Giramos en Landa, donde Eneko explicará a todos el lugar donde se hará la natación, y adelantaba la cita para el entrenamiento de esa tarde. Seguimos por Ozaeta, Luzuriaga, y Salvatierra. Luego, por la antigua N1, pasamos por Matauko, Zurbano y el Buesa Arena de nuevo. 
Al paso por Ilarratza sufro un pinchazo; bueno, un pinchazo no. Más bien parecía un arponazo, porque un clavo atravesaba tangencialmente la cubierta. En la jerga balística, diríamos que el clavo tenía trayectoria de entrada y de salida. Todo un misterio el cómo se puede pinchar así. Paco se queda conmigo y reparo. Me da rabia porque la cubierta era nueva y tenía una sola salida. 
Apreto mucho los 4 kms. que nos quedan para llegar al Buesa Arena, pensando que no nos esperaría nadie. Todo lo contrario; pues estaban todos los del grupo en el que viajábamos, ya que todo el pelotón se había dividido a lo largo de los casi 65 km. que tenía esta vuelta. Llega el segundo grupo, y Pedro avisa que se va a dar una segunda vuelta pero a un ritmo más vivo. En la primera vuelta la media fue de 32,5 km/h.
Solo Paco sabe lo que gocé ese día.
El cuerpo me pide más, pero la cabeza me dice que hacer 140 kms. a esa leche va a traerme fatales consecuencias. Paco me anima. Finalmente, bastante gente decide que acortará la segunda vuelta. Con esa escapatoria me animo a continuar y salimos. En esta vuelta Eneko Llanos se acopla, y rueda en un único relevo hasta el cruce de Ozaeta (25 kms.) en lo que debe ser la perfección de un ritmo constante en el llano y regulado en las subidas. Yo viajaba en la tercera posición del grupo, y al irse Eneko para atrás, me quedo delante con un chico del Plentzia Triatloi Taldea con el que alterno los relevos por un terreno mucho más quebrado, ya que han decidido acortar por Heredia y Guevara. Cuando llegamos a la antigua N1, ya pasa más gente al relevo con más peligro que disciplina, con lo que prefiero quedarme a la zaga. Al llegar a Zurbano compruebo que vamos poco más de una docena y que la media de esta vuelta ha sido de 38 km/h.
Pedro me alaba el estado de forma; y eso, para nosotros, tiene más valor que si Beyoncé te tirara los tejos.

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